jueves, 26 de junio de 2008

Alianza Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps

En la actual democracia mexicana persisten herencias del autoritarismo que ponen en riesgo la construcción de una democracia de calidad. La alianza Gordillo-Romero Deschamps es un claro ejemplo de prácticas corporativas que sobreviven en un contexto democrático. En esta quincena se presentan acontecimientos que involucran a los sindicatos magisterial y petrolero a través de sus dirigentes, quienes buscan mediar entre ellos y el Gobierno federal para sobrellevar la actual crisis alimentaria y económica.


Hechos

El 30 de mayo, Fidel Samaniego del diario El Universal da a conocer la alianza a la que habrían llegado la lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, y el secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps. Los líderes sindicales pretenden organizar un frente, coalición o alguna otra modalidad que haga frente a la crisis alimentaría que “abiertamente atenta contra el interés de los trabajadores”; para esto convocan a organizaciones de trabajadores, expertos y grupos académicos; asimismo, advierten que ya se han sumado más de 30 sindicatos a la alianza y que en los próximos días podrían sumarse otros.

Otro aspecto que persigue este frente es la recuperación de espacios para el sindicalismo y, de esta manera, una participación directa en la toma de decisiones económicas, pues afirman que es necesario que México “retome el rumbo del crecimiento económico”. En resumen, pretenden constituir un foro de discusión y análisis sobre temas económicos y sociales y con todo ello, un sindicalismo fuerte y renovado. No obstante, señalan fuentes del mismo diario, no existiría una ruptura entre la lideresa del SNTE y el presidente Calderón; ni, por el otro lado, entre el gremio petrolero y el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Trascendió también que el coordinador y vocero de esta alianza sería el dirigente de la Federación de Trabajadores de Sinaloa, Juan Millán Lizárraga, quien también ha sido cetemista y ex gobernador.

En respuesta a esta convocatoria, dirigentes de otros sindicatos, entre ellos del Frente Sindical Mexicano (FSM), la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), ponen en duda las verdaderas intenciones de la alianza Gordillo-Deschamps. Francisco Farina, vocero del FSM, expresa que “esa mancuerna tiene doble cara”, pues aparentemente los intereses de la alianza no buscan el beneficio de los trabajadores, sino de sus dirigentes, quienes podrían estar buscando darle “un empujoncito a la reforma a la Ley Federal del Trabajo”. Empero, el vocero del FSM reconoce que en las condiciones actuales urge una alianza que beneficie a los trabajadores y “si es necesario que sea con el diablo” habría que analizarlo.

Por su parte, Francisco Hernández, uno de los presidentes colegiados de la UNT, declara que es necesaria la “unificación del sindicalismo, independientemente de la filiación partidista” por lo que la alianza sindical le parece adecuada. Finalmente, fuentes de la CTM, advierten que la convocatoria es “un llamado a misa, el que quiere va” y sugieren que si es algo político hay que tomarlo con reservas; además aclaran que no existe una fractura en la CTM sólo porque el STPRM forme parte de ella, pues cada sindicato tiene autonomía.


Análisis

La alianza representa una forma de defender los intereses corporativos, lo que deja ver que a once años (1997) de instaurarse el gobierno dividido y a ocho (2000) de la alternancia política, en la democracia mexicana aún persisten herencias del régimen autoritario, encarnadas en grupos de poder; prácticas, estructuras, valores e identidades de carácter corporativo que permitieron al régimen anterior controlar a los diversos grupos, así como canalizar sus demandas mediante una estructura rígida. Lo anterior representa un desafío y un obstáculo para la construcción de una democracia de calidad porque el poder se concentra en unas cuantas manos y hacen falta mecanismos de rendición de cuentas que trasparenten las actividades sindicales.

La alianza sindical entre Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps es recibida con desconfianza entre líderes sindicales, analistas e investigadores, tal parece que obedece a la forma de control corporativo que han practicado en sus respectivos sindicatos. La interpretación de la alianza se ha dado, por un lado, para ayudar al gobierno de Felipe Calderón a sacar adelante la reforma laboral. Y por otro, responde —según Graciela Bensusán— a un acto defensivo contra la reforma educativa y energética que podrían minar la forma de sindicalismo que practican. Otra probable lectura sugiere que las intenciones de la lideresa con Romero Deschamps, a un año de las elecciones legislativas, apuntan a la posibilidad de que el Partido Nueva Alianza (Panal) vaya en coalición con el Partido Acción Nacional o el Partido Revolucionario Institucional.

Para entender esta capacidad de negociación, sobre todo la de Elba Esther Gordillo, es necesario recurrir a ciertos momentos en la vida política de la lideresa; desde su ascenso ha intervenido en forma directa o indirecta para evitar que se concretaran reformas a la educación que afectaran los intereses y las redes corporativas del sindicato. Por ejemplo, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se planteó el Programa de Modernización Educativa (1989) que contempló la descentralización a través de organismos para cada estado y el DF, de esta forma se entregó a los gobernadores la gestión administrativa; también se estableció la reforma al currículo académico, la creación de la carrera magisterial y el desarrollo de indicadores para medir la eficacia docente; al final solo se logró la descentralización.

De igual forma, Vicente Fox Quesada fundó, el 8 de agosto de 2002, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, órgano que se encargaría de evaluar el desempeño de los estudiantes dejando de lado la evaluación de los docentes lo que sin duda podría afectar la imagen de los maestros y por supuesto del SNTE. En este sentido, la quincena pasada se anunció la Alianza por la calidad de la educación, en la cual, a diferencia de las reformas anteriores, que fueron impulsadas por el ejecutivo, Elba Esther Gordillo asumió un papel protagónico y fue la principal hacedora de los lineamientos generales de esta reforma. No obstante, lo que resulta sospechoso es que el acuerdo se dio entre el presidente Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo mediante un proceso que nadie conoce, en consecuencia, no existe algún otro actor político que sirva como contrapeso al poder político de la profesora, como se puede notar con los gobernadores estatales, quienes no han proferido opiniones a favor o en contra de dicho documento, a pesar de que actualmente la educación se encuentra descentralizada.

En este contexto, el logro de un pacto con otro sindicato importante y numeroso de nuestro país no debería sorprender a nadie, lo que resulta ajeno a la sociedad y a los propios trabajadores de estos sindicatos son los verdaderos fines que persiguen los dirigentes de estos organismos. Asimismo, la carencia de documentos o declaraciones oficiales en torno a este pacto crea un vacío de información que da lugar a todas estas conjeturas y, de la misma forma, evidencia la falta de transparencia al formar sociedades entre particulares que representan a un amplio sector de la población.

Por último, las adhesiones y desmarcaciones de otros organismos similares han puesto de manifiesto la capacidad camaleónica del actual corporativismo mexicano, aspecto diferente al del antiguo régimen, en el cual había una clara línea política y las decisiones partidistas eran seguidas de igual forma por los trabajadores sindicalizados. En esta ocasión, hubo algunos que atendieron el llamado, bajo la consigna de proteger a los agremiados y hubo otros que abiertamente señalaron el desacuerdo de opiniones con Gordillo, pero que aún así manifiestan disposición dadas las condiciones actuales a pactar “con el diablo”. Aparentemente, es mejor tenerla de aliada que estar en la esquina contraria.


Horizontes

Ha transcurrido tiempo desde este análisis y hemos comprobado que el tema no se ha mantenido en la agenda nacional. Es probable que en unos meses, de lograrse el pacto, se den a conocer las medidas que pretenden tomar; asimismo, se prevé que las demandas se amplíen y pueda llegar a consolidarse como un peso político estratégico o en ese sentido, proporcionar mayores argumentos a sus creadores en busca de alguna oportunidad política a corto o largo plazo. Lo que no se ve posible es que la crítica sea muy férrea hacia el Ejecutivo federal dada la estrecha relación entre el presidente y Gordillo; un rompimiento afectaría mucho más a la lideresa del SNTE.

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